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En mi casa cuando crecí había un dicho: «Trabajar es tan maluco que por eso le pagan a uno». Crecí jurando que era cierto, y por supuesto, hice todo lo posible por confirmar que lo que mis padres decían era verdad.

Estudié lo que no quería, trabajé en lo que no quería.

También tenía la creencia de que tener dinero era inapropiado porque vi cómo tantas veces se juzgaba o se sospechaba acerca de las familias que empezaban a tener más propiedades, lujos, libertad económica. Algo raro estarían haciendo, no era normal, no era tan fácil ganar dinero.

Me creí todo lo que mi mundo y la sociedad de los 90´s decían en Medellín, una ciudad inundada por el narcotráfico en ese momento, en donde sin nosotros quererlo, terminamos siendo vecinos de uno de ellos y en nuestro colegio estudiábamos con los hijos de algunos más. Por todos lados estaban los «indeseables» y como no era el mundo que queríamos para nosotros como familia, repudiábamos todo lo que se parecía a ellos, incluyendo el dinero.

Crecí en una familia en donde nunca nos faltó nada, pero tampoco  sobró. No me sentí ni pobre ni rica, era lo que era, pero lo que sí sentía siempre era el peso depositado en estos billetes que podían darnos tanto gozo y libertad. Había que trabajar duro, sufrir, pasarla mal para tener derecho a acceder al dinero limpio y honesto.

Un día mi papá me dijo algo que me hizo sentir tan mirada y admirada por él que jamás quise renunciar a ello, a pesar de que pagué precios muy altos: «Tú eres la persona más honrada que conozco». Ufff, ¡mi papá me dijo esto!, y para mí significó un completo elogio, la sensación de aprobación y un compromiso implícito de casi voto de pobreza.

Para seguir siendo lo que él decía que yo era, tenía que renunciar a los lujos. Mi papá no sabía que eso era lo que yo estaba oyendo en sus palabras bonitas, pero así fue como lo tomé.

Me sorprendí muchísimo el día que empecé mi primer proceso formal de ampliación de conciencia en el 2009, mi Coach me pidió que le dijera qué opinaba acerca del dinero y qué significaba para mí ser muy abundante. Me desplomé en acusaciones y juicios ajenos acerca de como ser abundante era igual a ser deshonesto y posiblemente acusada de ser la esposa de un narcotraficante (porque por supuesto no había permiso en el femenino de ser millonaria, si mucho, la esposa de uno). Comprendí que era momento de desaprender y de serle desleal a los mensajes familiares inculcados por años. Era eso, o seguir trabajando «rompiéndome el lomo» y siendo desdichada.

Comprendí que estaba en mí la posibilidad de cambiar la percepción que tenía frente al dinero y estaban a punto de enseñarme cómo hacerlo. Supe que si no estaba dispuesta a renunciar a mis antiguos mandatos limitantes, iba a seguir siendo infeliz. Aprendí que no necesitaba ni suerte ni grandes talentos, tampoco disciplina extrema para vivir en libertad económica y abundancia. Aprendí que el trabajo que debía hacer estaba por otro lado, y era uno mucho más sencillo, aunque para nada fácil.

Empecé entonces el camino de sanación con la prosperidad y la abundancia. Ha sido largo, pero siempre he confiado. Desde que entendí que el dinero no es otra cosa que una manifestación energética más, pude conectarme con ella y vivir subidas y bajadas en relación con mi posibilidad de libertad.

Aprendí que necesitaba sentir el permiso de mis padres y de mi familia para ser un canal a través del cual el dinero se manifiesta, que yo lo pongo a mi servicio y al servicio de mi bienestar, del gozo, de la fluidez con que me gusta estar y que puedo manifestarme auténticamente siendo lo que soy, haciendo lo que me gusta, para que el dinero llegue a mí fácilmente.

Ha habido momentos de grandes retos en los que como familia hemos tenido que probar de qué estamos hechos, pero cada día entendemos más y más que la abundancia siempre es humilde y siempre es agradecida.

Aprendí a amar el dinero sin capricho y que ese amor es de los que se devuelve con fuerza.

2 respuestas

  1. Avatar de Isabella Restrepo Perez
    Isabella Restrepo Perez

    Crecí con las mismas frases, crecí con un limitante de «no podemos tener esto o aquello por que no hay plata y no sabemos cuando habrá» Hoy, después de mucho conversarlo con una persona que adoro, afirmo que si no hubiéramos crecido con esas frases, ni nuestros padres hubieran «tenido esa limitación de dinero» pues estoy segura, que el universo, la vida y Dios, les daría todo lo que querían y pedían!!
    Importante conectarnos con la abundancia y además, entender, que no solo se relaciona con el dinero, sino con el amor y la felicidad.

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    1. Avatar de amorescaprichosos

      Wow! Así es! GRACIAS POR TU COMENTARIO! ✨

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